Corría el año 1961 cuando un grupo de entusiastas que sentían en el corazón nuestra fiesta, iniciaba la continuidad de la falla que había atravesado distintas épocas al ternas, y decidía plantar falla en la que, al transcurso del tiempo sería la demarcación que hoy pregonamos por nuestra parte. Renacía la FALLA CISCAR-BURRIANA.

Muchos sinsabores y fatigas han pasado todos cuantos desde entonces han venido figurando en el censo fallero de la Comisión, pero siempre han ido sembrando la semilla que hiciera fructificar el entusiasmo por la continuidad de la fiesta, lo que felizmente se ha conseguido hasta nuestros días.